Un presidente de EEUU en Celada de Camino  - Burgos-

 

John Adams, uno de los “padres” de la patria norteamericana, firmante de la Declaración de la Independencia y segundo presidente de la historia de ese país 04 de Marzo de 1797 - 04 de Marzo de 1801; considerado como uno de los padres fundadores de los EE.UU, visitó Burgos en 1780 y anotó sus vivencias en un diario.-

No es que viajara de incógnito, pero es que en aquella España oscura y analfabeta cualquier viajero pasaba desapercibido, aunque éste fuese uno de los hombres más fuertes y cofundador de los Estados Unidos de América, John Adams no era un político cualquiera cuando llegó a España en el mes de diciembre de 1779: mano derecha del presidente George Washington, fue uno de los "padres" de la Declaración de Independencia y con el encargo de establecer unos y otros lazos en Europa, desembarcó Adams en el puerto de El Ferrol. Quiso arribar en España para empaparse de la cultura de un país cuyo glorioso e imperial pasado admiraba; además, su viaje entrañaba otro afán: conocer cuantas constituciones y leyes pudiera porque todavía estaba por diseñarse la carta magna (que se aprobaría en 1787) del país al que representaba.

Hombre inteligente, estudioso y culto, Adams se había hecho con una Gramática española que se estudió durante la travesía para poder entenderse siquiera mínimamente cuando llegara al reino de Carlos III, el monarca español más notable de su siglo. Llegó a Burgos el 11 de enero de 1780. Como anotó en su diario él y sus acompañantes padecieron las cuatro leguas que separa Celada del Camino de la capital castellana «la niebla, la lluvia y la nieve». Para decepción de la comitiva, la posada en la que se alojaron -«la mejor de la ciudad, según me ha informado mi sirviente, que ha visitado todas»- no tenía chimenea, por lo que tuvieron que calentarse con un poco de carbón en un improvisado brasero.

Las inclementes condiciones meteorológicas («vamos estornudando y tosiendo, y más parece que deberíamos ir a un hospital que seguir camino») no arredraron al político de Massachussets, que se lanzó a recorrer la ciudad con una curiosidad impropia en un viajero de la época. La catedral fue su primera parada. Las admiradas descripciones que de ella hizo en su diario delatan su pasión y su vasto conocimiento por el arte europeo. «Es la más grande que he visto nunca», escribió. Destacó asimismo las impresionantes capillas que circundan el altar, así como los relieves de la girola, la majestuosidad del cimborrio...

Apuntó también en su diario las interesantes ruinas del castillo sobre el cerro, los puentes del Arlanzón, así como la gran cantidad de iglesias y monasterios de la ciudad blanca y heladora, que no pudo visitar en su totalidad por «el poco tiempo de que dispuse» pero que anotó con detalle en su diario: 33 centros religiosos divididos en 15 parroquias, 10 conventos de monjas y 8 de frailes.

Quedó tan entusiasmado que no dudó en recoger de esta manera su experiencia en Burgos después de más de 25 años viajando por diferentes países. «A menudo he sido objeto de severas pruebas, grandes dificultades, frío, humedad, fatiga, falta de descanso y de sueño, mala alimentación, pero nunca había experimentado nada parecido». Sin embargo, las condiciones climatológicas hicieron mella en los viajeros, hasta el punto de que el propio Adams dudó entre seguir o quedarse.